Cuando toda va bien

La iglesia, la vida en fe, la Palabra de Dios, muchas veces se compara a un sanatorio. En los momentos difíciles, de enfermedad del alma, allá se encuentra un pronto atendimiento de emergencia a donde se llama para pedir al médico más grande que cure, alivie, sane, liberte.

En las horas difíciles, al natural buscamos a Dios. En las horas buenas, también es hora de al natural buscar Su presencia. Vivir la alegría, todo saliendo bien, acertando en las decisiones. Andar con alegría en los días buenos en la presencia de Aquel que no tan sólo es el médico de emergencia, pero también el doctor de prevención, cuidado, del buen pronóstico.

Si así no fuera, tendríamos que aceptar la posible critica de que Dios, religión e Iglesia solamente serian necesario en países con dificultad. Pues en aquellos donde hay más desarrollo e igualdad social, la vida es mas tranquila, y la tendencia de que la fe de apoco se deje a según plan. Los cristianos podrían ser acusados de promotores de la miseria y dificultad, pues solamente así tendrían oportunidad para divulgar el numero del sanatorio.

La tendencia seria pensar: “cuando todo está bien, ¿para que Dios?

Sabemos la respuesta. Porque el ser humano continua necesitando del Salvador Jesús. Vivir la gratitud y alegría de esta con Él. Cuando todo está bien, con todo en plomo, organizado, la felicidad a millón, permanecemos dependientes de la gracia, amor y cuidado. Siempre, todos los días, estar con Dios es necesario y vale la pena.

En las horas malas, en las horas buenas. Y en las horas muy buenas.



Traducción:
Rev. André Luiz Müller
Pastor en la Congregación Luterana ‘San Pablo’ ,
Canoas, RS, Brasil

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